Con el paso del tiempo, es natural que los dientes se oscurezcan. Pierden el blanco, el brillo y toman un color amarillento mate. Este proceso se acelera cuando consumimos productos como el vino, el café o el tabaco.
La pérdida del blanco ocurre hasta en las dentaduras más sanas y no es posible revertirlo mediante nuestra higiene cotidiana. Sólo con un blanqueamiento profesional puedes devolverle a tu sonrisa ese brillo que tuvo.